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Twitter: cuanto más pequeño, mejor


twitterSi, como en tantas otras cosas, en el mundo de la tecnología en general y de la informática en particular, el tamaño importa. Pero a diferencia de otras cosas, funciona al revés: cuanto más pequeño, mejor.

Esto funciona para las computadoras (como los netbooks, portátiles ultrapequeños muy atractivos para los usuarios), teléfonos móviles, e incluso los servicios en línea en Internet. Twitter es un buen ejemplo, llevando el arte de los bloggers a su mínima expresión.

A Twitter se le define como un microblog. Un blog, en esencia, no es más que una especie de diario en línea, en el que los artículos o “posts” (como se llaman en este entorno) se ordenan de forma cronológica inversa, es decir, los más recientes son los primeros que vemos, y cuanto más profundizamos en el blog y más atrás en el tiempo nos remontamos, veremos posts más antiguos.

Esto, en principio, es contrario a lo que dicta la lógica. Acostumbrados al formato de un libro, esperamos siempre ver y leer en primer lugar lo que ha sido escrito con más antigüedad, pero es que el formato de las páginas web de Internet nos lo ha cambiado todo, incluyendo los conceptos, usos y costumbres. No en vano, nos es mucho más cómodo (y por eso se hace así) que al entrar en un sitio web veamos en primer lugar las últimas actualizaciones, les contenidos más modernos, ya que así solo de entrada nos enteramos de las últimas novedades en vez de tenerlas que buscar como pasaría en un diario escrito de forma tradicional.

Los blogs han disfrutado y disfrutan de un gran éxito, hasta tal punto que su fórmula se ha mezclado con las herramientas de edición de las publicaciones online “tradicionales” como los principales periódicos y medios de comunicación hasta diluirse en cierta medida. Actualmente, grandes “monstruos” de la comunicación emplean en sus sitios web el formato de los blogs y muchas de sus herramientas de publicación, potenciando incluso la creación de blogs temáticos y para sus redactores como complemento de sus contenidos tradicionales.

Si tomamos un blog y comprimimos los contenidos al máximo obtenemos un microblog; la fórmula es simple: limitamos hasta cierto punto la longitud que pueden tener los posts, por ejemplo 140 caracteres, y obtendremos una especie de telegrama muy breve con el que comunicaremos algo muy concreto. Esto es lo que hace Twitter.

Twitter, más allá de la pura diversión social

Nacido en 2006, Twitter parecía desde el principio una de esas ideas adscritas a quedarse en un simple “divertimento”, una moda pasajera o a fracasar estrepitosamente. Su uso primigenio fue el de anunciar a todo el mundo qué estaba haciendo el usuario en todo momento.

Así pues, en el Twitter de una persona podíamos leer cosas como “me voy a cepillar los dientes”, “estoy viendo la tele un rato” o “preparándome para tomar el tren a Barcelona”, hechos insustanciales de la vida cotidiana. Es lógico que visto esto, la gente se preguntase por qué tenía que de destacar algo tan mundano y que no aportaba mucho nada más que una diversión muy básica. Hasta que las empresas le encontraron la utilidad.

Cada cuenta de Twitter, cada usuario, genera automáticamente un “feed” RSS al que nos podemos suscribir. Los sitios web de las empresas presentan a menudo una gran cantidad de actualizaciones a diario, con lo que se hace difícil ir incluyéndolas todas en un índice o en la página principal. Si se crea un Twitter en el que se van recopilando las actualizaciones de un sitio web corporativo, no importa la sección en la que se publican las novedades, que sí quedan reflejadas en el Twitter, todo el mundo podrá estar al tanto de todo lo que cambia en el sitio web.

Mientras se descubría esto, Twitter creaba también entre los usuarios un fenómeno de fans. Hay internautas que al abrir su navegador se conectan en seguida a sitios como Facebook o el mismo Twitter, y permanecen en ellos mientras están ante la computadora, chateando con sus contactos e intercambiando información y actualizaciones.

Aprovechando esta sinergia, no pocas empresas empezaron a hacerse visibles en Twitter, buscando enganchar a usuarios para que siguieran sus novedades y, de esta forma, crear una comunidad vinculada a sus productos.

Twitter da también a las empresas la oportunidad de tratar con sus clientes o potenciales clientes de una manera más informal, de tu a tu y sin las convenciones sociales tan serias a que acostumbran a guiar la relación cliente-empresa, y esta parece ser una fórmula que los qué están conectados agradecen y aprecian.



Por Guillem Alsina, el 09/04/2009.

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