Sistemas

La gestión de las contraseñas, un tema siempre peliagudo


No, esta no es la forma de tener una contraseña suficientemente segura, aunque como chiste sea divertido. Imagen de Lulu Hoeller en Flickr bajo licencia Creative Commons

No, esta no es la forma de tener una contraseña suficientemente segura, aunque como chiste sea divertido. Imagen de Lulu Hoeller en Flickr bajo licencia Creative Commons

Nuestras cuentas de correo electrónico, de las redes sociales u otros servicios online constituyen nuestra identidad digital. Parémonos por un momento a pensar qué pasaría si alguien se apoderara de dicha identidad.

Sí, los perjuicios que podrían ocasionarnos podrían llegar a ser verdaderamente dantescos. Es por ello que debemos vigilar mucho con nuestra seguridad, y la primera barrera a tener en cuenta y fortalecer es la contraseña.

Muchos internautas utilizan contraseñas triviales, como 12345 o cosas relacionadas con su vida (fecha de nacimiento, nombres de parientes) o con sus gustos (nombres de películas, series, bebidas favoritas,…). Debemos ponérselo más difícil a los ciberdelincuentes.

Para crear contraseñas seguras debemos mezclar números y letras, estas últimas tanto mayúsculas como minúsculas, símbolos como @ o #, y cuanto más larga sea mejor.

Muy bien, ya tenemos una contraseña aceptable -¿perfecta? no existe la perfección en seguridad informática- pero ahora ¿como la gestionamos?

En primer lugar debemos cuidar de no repetir la misma contraseña en dos servicios distintos. Creemos contraseñas distintas para servicios online distintos, de esta forma si los ciberdelincuentes interceptan una de nuestras passwords, no pondremos en peligro todos nuestros servicios en línea.

Tampoco es seguro escribirlas en ningún sitio. ¿Cuantas veces no habremos visto un post-it en una oficina con la contraseña de entrada a la computadora o al correo? Si, esto no solo pasa en las películas, pero es quhttp://blogs.lainformacion.com/futuretech/2012/09/07/chica-del-antivirus/e en la ficción hasta el malo puede parecernos simpático (¡eh! y nadie ha dicho que en la realidad no nos lo pueda parecer, pero si le continua cayendo bien después de que le haya robado la cartera, esste es su problema…).

Obviamente, en este ‘pack’ entran las herramientas de los navegadores que permiten almacenar las contraseñas de los sitios web a los cuales accedemos habitualmente. Nunca hay que darle a la opción de guardarlas. Ejerciten la memoria, algo que les resultará útil para muchos otros campos de la vida.

También debemos cambiar nuestra contraseña cada cierto tiempo, no utilizarlas durante mucho, y no reutilizarlas en otros servicios.

¿Nos librará todo esto del peligro que un cibercriminal pueda hacerse con nuestra contraseña y acceder a alguno de nuestros servicios online? Naturalmente, no, pero ponérselo difícil puede disuadirlos, y siempre minimizar el daño producido.

Mantenerse siempre alerta y con las medidas de seguridad adecuadas no es fácil, nadie ha dicho que lo fuera, pero… volvamos al principio del artículo y pensemos por un momento qué le podría pasar a nuestra vida si todos los servicios online que utilizamos (nuestro correo, la cuenta de Facebook, de Twitter, la banca online,…) pasaran a manos de otra persona. Da vértigo ¿verdad?



Por Guillem Alsina, el 05/07/2014.

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