Sistemas

Cómo crear la contraseña -casi- perfecta


Hasta que no se popularicen realmente los sistemas de identificación biométrica y estos no nos sirvan para acceder desde cualquier ordenador a nuestro correo electrónico, almacenamiento en la nube o servicio de vídeo a la carta, deberemos lidiar con contraseñas.

Si, estas son pesadas, pues debemos recordarlas, y a poder ser -y para mayor seguridad- deberían ser distintas para cada servicio online/dispositivo al cual accedamos, algo que no siempre nos es práctico, pues al cabo del día acabamos abriendo un gran número de servicios. Y, sobre todo, cada contraseña que utilizamos debe ser segura. ¿Como conseguirlo?

Según las revelaciones realizadas por Edward Snowden, un aspecto muy importante para garantizar la seguridad de una contraseña es su longitud. La medida sí importa, y en este caso, cuanto más larga, mejor.

Así pues, nuestra contraseña deberá ser larga, por lo que una primera idea que se me ocurre es concatenar varias palabras seguidas. Por ejemplo, podríamos utilizar una frase muy popular como “había una vez, en un país muy lejano”, con la cual empiezan muchos cuentos, con todas las letras juntas y omitiendo tanto acentos como signos de puntuación, caracteres que pueden ser conflictivos en algún sistema informático o servicio online:

habiaunavezenunpaismuylejano

Veintiocho caracteres, no está mal. Pero todavía podemos mejorar su robustez

Es necesario introducir algunos elementos que rompan cierta lógica en una contraseña que, pese a su longitud, no olvidemos que está compuesta por palabras que tienen sentido. Para seguir la recomendación de utilizar otros elementos que no sean letras, cambiaremos todas las letras A por un número 4, y las letras O por un número 0:

h4bi4un4vezenunp4ismuylej4n0

Y, para introducir un nuevo elemento, cambiamos, por ejemplo, la letra U por un símbolo _ ya que así introducimos un nuevo elemento, el de los símbolos:

h4bi4_n4vezen_np4ism_ylej4n0

Y, de esta forma, tendremos no solamente una contraseña robusta y segura, de gran longitud y que no contenga palabras coherentes que no puedan encontrarse en un diccionario, sino que además, dispondremos de una password que podemos recordar a través de una frase común y mediante unas reglas de substitución simples, sin tener que apuntárnosla para recordarla.

El problema puede llegar a la hora de “reconstruirla” las primeras veces, es decir, mientras no la memoricemos -cosa que, a base de utilizarla, acabará pasando más tarde o temprano-, pero para ello podemos utilizar papel y lápiz siempre y cuando lo destruyamos adecuadamente después de cada uso.



Por Guillem Alsina, el 19/01/2016.

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