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Led Zeppelin no se quiere ir de YouTube: dos visiones contrapuestas


Acá en Argentina cuando un concierto es muy exitoso, el público canta “una más, y no jodemos más”, o también grita “otra, otra, otra”, etc., en el sitio web de videos oline YouTube esto es más sencillo: uno pone play y el video vuelve a repetirse, o en todo caso busca otro video del mismo grupo. ¿Pero qué sucede si ese material es ilegal, en el sentido de que los dueños del derecho de copia (copyright) no han permitido a los usuarios y al sitio su emisión? Bien, en tal caso YouTube debe borrar el material. ¿Y luego que ocurre? Otro usuario puede volver a subirlo, entonces el sitio lo borra nuevamente, y así se crea un círculo vicioso. Incluso el sitio de Google posee una nueva tecnología que, se supone, puede identificar material ilegal o no apropiado, lo que falló fue esto último.

Un sin fin de videos del reencuentro de Led Zeppelin llegaron al sitio recientemente, y aunque los trabajadores de YouTube pusieron todo su empeño por quitarlos, fracasaron… ¿habrá algún fan de Zeppelin entre sus filas gritando “Rock and Roooooll!!”?

Según se informa, algo que dificultó el buen funcionamiento del complejo software que reconoce material ilegal fue, curiosamente, la mala calidad de imagen y sonido al mismo tiempo, o de algún factor por separado… es decir que los infractores ya conocen la trampa. En todo caso, fue una prueba de fuego para el software, que deberá ser mejorado.

Lo notable del caso, por otro lado, es que los videos fueron subidos a YouTube minutos luego de que comenzara el concierto, mediante pequeños videoclips, y algunas horas luego de finalizado, se suscitó una verdadera avalancha de material. A Warner Music esto no lo causó ninguna gracia, por lo cual la mayoría de los clips ya fueron eliminados, pero en todo momento surgen nuevos videos y los usuarios van ganando.

Dos visiones contrapuestas

Esta situación es de algún modo el reverso total de la gira “banda ancha” del músico brasileño Gilberto Gil, quien estimuló a sus seguidores a que filmaran y grabaran en cualquier tipo de formato los conciertos y los subieran a la red: dos visiones del mundo artístico completamente diferentes, una retrógrada, policial y antigua, otra liberadora, realista y honesta. Una visión avergüenza los ideales del rock de los 60/70 y de la música popular relativos a la liberación de las juventudes, de la mujer, la lucha por las libertades sexuales, por las mejoras educativas, por mejores condiciones de empleo, por el fin de la guerra en Vietnam, por un mundo mejor y más libre; la del Ministro de Cultura brasileño, dignifica tales ideales y los pone nuevamente en el centro del espectáculo bajo la idea de que la música debe ser libre, tal como el software libre.



Por Marcos Guglielmetti, el 18/12/2007.

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