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Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua: cooperación tecnológica


La unión de los países latinoamericanos que conforman la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (el tan renombrado ALBA, que está funcionando desde hace casi tres años) está dando sus frutos en lo que respecta a las tendencias tecnológicas.

Y esto puede verse en las discusiones que se están llevando adelante durante esta semana en La Habana, la capital cubana, que tienen como objetivo asentar las bases legales para la conformación de una compañía de telecomunicaciones que integre a Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Un proyecto muy ambicioso para esas regiones del continente pero también integrador que permitirá hacer frente con mayor competitividad el continuo desarrollo de otras naciones, especialmente de los autoproclamados países del primer mundo.

Si todo va sobre rieles, una vez que se conformen estas bases, se armaría una reunión en Caracas para el mes próximo en el que se aprobarían las consignas y para principios del año que viene, ya estaría en funcionamiento la Gran Nacional ALBA Telecomunicaciones.

Aunque este no es el único proyecto que tiene entre manos, es el que puede servir de ejemplo en materia tecnológica a muchas otras naciones del continente. La realidad es que los estados latinoamericanos muy difícilmente pueden competir en forma individual frente al avance avasallador de los países desarrollados. La cuestión económica en estos aspectos es la predominante, pero no la única; factores como la educación (o la falta de educación) y la corrupción son temas que también se incluyen. Todo suma para que sea cada vez más extensa la brecha tecnológica que hay entre los países del primer y tercer mundo y a la que ya nos hemos referido en informes anteriores.

Sin embargo, estas iniciativas integradoras pueden ser un buen comienzo para hacer algunos intentos de ingresar en una fase competitiva en los grandes mercados, o por lo menos, y esto es más importante aún, autoabastecerse en caso de no poder contar con la apertura hacia dichos mercados, algo que es más factible todavía.

Como sabemos, algunas de las naciones que integran el ALBA tienen ciertas restricciones para comerciar con el resto, ya sea por cuestiones políticas como económicas. La realidad cubana es un ejemplo clásico de los malabares que hay que llevar adelante para poder contar con la tecnología mínima e indispensable frente a la imposibilidad de ingresar en esas tierras tecnologías del exterior por el bloqueo internacional.

En varias oportunidades anteriores nos hemos referido a la situación de Cuba, y además es un caso muy conocido, por lo que no hace falta seguir siendo reiterativos en eso. Pero si vale la pena destacar su compromiso junto con el de Venezuela (otro país no bien visto por los desarrollados), como también Bolivia y Nicaragua, reflejados en esta unidad que busca ir más allá de las palabras y llevar adelante acciones para enfrentar el futuro como un bloque, lo que es mucho más eficaz que ir andando solo por un camino lleno de trabas por elegir no ser un simple operador de los países desarrollados y tratar de tener una identidad propia.

A ver. No quisiera que confundan mi opinión sobre este tema y creer que soy una férrea defensora de las políticas de los estados que forman el ALBA. En todos lados hay fallas, y también allí los hay, y muchos para mi gusto. Pero sí apuesto a esta mirada en conjunto y a no quedarse sentado esperando ver qué papel nos toca representar frente a las disposiciones de los centros de poder, como suelen hacer muchos países latinoamericanos a la vez que se rasgan las vestiduras por ver quién es el mejor súbdito.

Espero que esta iniciativa llegue a buen puerto para el bien de la unión americana, y que de una vez por todas se vea que también en esta región se puede desarrollar una integración con iniciativas que respondan a las naciones latinoamericanas y no a los demás. Por supuesto que habrá que trabajar en esto mucho, especialmente en cuestiones educativas y en aceptar un verdadero compromiso. Quizás sea una utopía, pero por lo menos, algo se está poniendo en marcha.



Por Analía Lanzillotta, el 08/11/2007.

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